La Unión Europea prepara el millonario rescate financiero de la calamitosa economía griega. Según adelantó el semanario alemán Der Spiegel, el gobierno alemán ya estudia con sus socios de la moneda europea cómo repartirse una carga que se estima entre 20.000 y 25.000 millones de euros. En principio, el reparto se haría según el peso de cada país en el Banco Central Europeo.
El total de la ayuda, que variaría en función de los compromisos que adquirieran los países que comparten el euro, se repartiría entre préstamos y garantías y sería financiado por los 16 países del euro, aunque Alemania y Francia pondrían casi la mitad. Grecia, para recibir esa suma, deberá aceptar estrictas condiciones y la plata se iría entregando por tramos según el gobierno heleno cumpliera las condiciones impuestas.
El premier griego, Yorgos Papandreu, dijo a Der Spiegel que su gobierno no ha pedido ayuda alguna, pero que la UE "hubiera podido en el pasado vigilar con más rigor si se respetaba el pacto de estabilidad", una referencia a cuando Bruselas permitió en 2005 que Alemania y Francia incumplieran el criterio de mantener el déficit público por debajo del 3%. Berlín, que lidera las negociaciones, sufre presiones internas -de los liberales en el gobierno y del propio partido de Angela Merkel, así como de la prensa germana- para que no financie la ayuda a Grecia, a quien se ve como el "pasajero clandestino" del club euro. Los críticos del plan de rescate argumentan que ayudar a los griegos no animaría precisamente a que se apretaran el cinturón y que daría una señal a otros países en dificultades, que podrían esperar la ayuda europea en caso de empeoramiento económico.