El envalentonado opositor José Serra deberá atraer a quienes apoyaron a la candidata ambientalistas el domingo en la elección presidencial de Brasil si quiere detener la marcha de la favorita Dilma Rousseff, cuya cosecha de votos no le bastó para lograr la mayoría absotula.
Rousseff, una ex guerrillera marxista que fue elegida por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva para sucederlo en el liderazgo de uno de los más grandes mercados emergentes, no logró alcanzar el 50% de los votos necesario para quedarse con la victoria en primera ronda.
Las encuestas pronosticaban que Rousseff podría alcanzar la mayoría absoluta, pero obtuvo el 46,9% de los votos luego de que algunos le dieron la espalda por un escándalo de corrupción y por sus puntos de vista en temas sociales y prefirieron a la candidata del Partido Verde, Marina Silva.
La cristiana evangélica y ex ministra de Medio Ambiente fue la sorpresa de la votación del domingo al recibir 19,3% de los votos, comparado con el 15% que le auguraban las encuestas.Mientras que en mítines a última hora del domingo Rousseff, del Partido de los Trabajadores, parecía aturdida por el resultado, un Serra nuevamente confiado dio lo que sonó como un discurso victorioso y Silva daba la impresión de disfrutar de una situación en la que su partido podría decidir el balotaje.
"Quiero felicitar a Marina Silva. Ella ha contribuido al juego democrático en Brasil", dijo Serra a sus simpatizantes.
Serra, un ex gobernador del estado de Sao Paulo de 68 años, obtuvo 32,6% de los votos con casi 100% de los sufragios escrutados, y deberá cortejar con éxito al Partido Verde antes de la segunda vuelta, el 31 de octubre.
Rousseff tiene todas las de ganar
El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) tendrá dificultades para obtener el apoyo del Partido Verde pues muchos de sus miembros son más ideológicamente afines al izquierdista Partido de los Trabajadores.
Serra ha tenido problemas para conectar con los votantes en las últimas semanas, y varios en su partido han dejado en claro que planean poner a Aecio Neves -un popular ex gobernador del estado de Minas Gerais, el segundo de más peso en la elección- a hacer campaña de cara al balotaje.
Neves ganó un escaño en el Senado el domingo, lo que le permitirá volcar sus energías a hacer campaña para Serra.
Rousseff, de 62 años y quien recientemente superó con éxito un cáncer, sigue siendo fuerte favorita para vencer a Serra en la segunda vuelta y convertirse en la primera mujer en gobernar Brasil.
Pero una victoria en primera vuelta le hubiera dado un mandato más fuerte para impulsar reformas como la del gravoso sistema impositivo brasileño.
Rousseff buscó darle un giro positivo a los resultados del domingo, diciendo a sus seguidores que una segunda vuelta le dará más tiempo para detallar sus propuestas.
"Nosotros somos bastante guerreros, nosotros estamos acostumbrados a desafíos y en la línea de llegada ganamos", dijo Rousseff en un discurso en Brasilia, flanqueada por su compañero de fórmula y los máximos dirigentes del PT.
"Tradicionalmente tenemos un desempeño muy bueno en segundas vueltas", agregó la candidata oficialista.
Su campaña ha sido ayudada por un fuerte crecimiento económico y por el constante respaldo de Lula.
Se cree que ni Rousseff ni Serra se desviarán de la combinación de programas sociales y políticas favorables a los inversores que han hecho tan popular a Lula.
Ese hecho coincidió con un descenso del apoyo a Rousseff entre los millones de cristianos evangélicos de Brasil, debido a comentarios que formuló en el pasado defendiendo la despenalización del aborto.