José Grasso indica que restricción al financiamiento afectará a las familias
Dispuesto a disminuir el consumo el Gobierno impulsó una reforma a la Ley General de Bancos que prohibe prestar a través de las tarjetas más de 20% del monto total de los créditos, una decisión que impactará a las familias y tendrá consecuencias para el crecimiento de la economía.
José Grasso Vecchio, analista y director ejecutivo de la Asociación Bancaria, participó en el foro organizado por Softline Consultores para evaluar los efectos de la reforma, dejando en claro que sus opiniones son "a título personal".
Explica que las estadísticas demuestran que "50% del financiamiento que se entrega con tarjetas de crédito no va al consumo suntuario sino a cubrir necesidades básicas como compras de alimentos en supermercados, pagos en farmacias e incluso colegios".
Al cierre de diciembre los préstamos a través de las tarjetas suman 26 mil 666 millones de bolívares, de los cuales, 13 mil 333 millones han tenido como función cubrir el pago de necesidades básicas de una clase media que recibe el embate de la mayor inflación de América Latina y siente como retrocede su capacidad de compra.
De acuerdo con el Banco Central al contrastar el tercer trimestre de 2010 con el mismo lapso de 2009, la capacidad de compra del salario cae 6,3% en promedio.
Informes de la Superintendencia de Bancos indican que dos entidades financieras privadas ya superan el límite establecido para el financiamiento con tarjetas y otro grupo se encuentra cerca del techo.
La ley otorga 180 días para adecuarse y si en definitiva no se flexibiliza la norma los bancos tendrán que escoger entre un abanico de opciones que incluiría menos entrega de nuevas tarjetas y revisión del cupo disponible para cada cliente.
José Grasso agrega que el financiamiento con tarjetas de crédito es un motor esencial del consumo privado que, a su vez, resulta fundamental para que la economía crezca.
"La correlación entre las tasas de variación de los créditos al consumo y el consumo final privado es muy elevada llega a 94,7%. Dicho esto, observemos que el consumo representa 71,9% del PIB".
Al analizar el gasto de las empresas y las personas dentro del país, algo que técnicamente los economistas denominan la demanda agregada interna, 58,8% corresponde al consumo y el resto a inversión.
"Establecer límites a la cartera destinada al consumo impone claras restricciones al crecimiento de la economía, especialmente en el corto y mediano plazo", afirma José Grasso.
Desde su punto de vista lo deseable es que se elimine la restricción, pero si en definitiva el Gobierno mantiene firme su decisión, propone un camino para aliviar el impacto.
"La Superintendencia de Bancos podría interpretar que el financiamiento con tarjetas que va a cubrir necesidades básicas queda fuera de la restricción para el crédito al consumo, esto disminuiría en 50% el monto restringido".
En un entorno donde 51 de cada 100 bolívares que la banca presta deben ir a sectores predeterminados por el Gobierno como agro, turismo, microempresas, vivienda y manufactura, a tasas de interés preferenciales, la rentabilidad comienza a disminuir.
En relación al patrimonio las ganancias de la banca caen desde 43,65% en 2004 hasta 20% al cierre del año pasado.