Desde París, la ciudad de la Luz nos llega la declaración de 25 nuevas joyas registradas en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La comisión que regula la entrada a tan insigne lista ha añadido 3 nuevos espacios naturales, 21 zonas culturales y una mixta, dos han sido también incluidas en el grupo de patrimonio mundial en peligro, y uno por contra ha salido del listado. En total 936 miembros repartidos por todo el mundo, siendo Italia el país que ostenta el número más alto, 47 reconocimientos.
Dos han sido los espacios Unesco reconocidos como patrimonio de la Humanidad en Italia, Los lugares de poder de los Longobardos (568-774 dC) y los palafitos prehistóricos del arco Alpino que se diseminan por territorio italiano, Suiza, Austria, Francia, Alemania y Eslovenia.Los tesoros de los longobardos esconden dos siglos de historia, los que van desde la mitad del siglo VI al VIII cuando la civilización que llegó del Centro y Norte de Europa tuvo su apogeo expresándolo en formas monumentales. A través de los valles de la actual Hungría cruzaron los Alpes Orientales para lanzarse a la conquista de Italia y dejaron una huella enorme que va desde Spoleto a Brescia.
Retrocediendo aún más en la historia llegamos al segundo patrimonio recién elegido por la Unesco. Testimonia los asentamientos primitivos que regaron toda la orografía del norte de Italia. De hecho las 111 construcciones o palafitas (viviendas sostenidas en pilares o simples estacas, construidas sobre aguas tranquilas como lagos o lagunas) son sólo una muestra de las miles que se han documentado, siendo las mejores conservadas. El arco temporal que abarcan es de más de 4 milenios, y nos permite aproximarnos a los cimientos de lo que luego sería la sociedad moderna que consolidaron los romanos. El itinerario para conocer los palafitos recorre cinco regiones de Italia: Lombardia, Veneto, Piamonte, Friuli Venezia Giulia, Trentino Alto Adige. De todas las estructuras, las más antiguas son las del lago di Varese, que pertenecen al Neolítico y datadas en el 5.000 a.C. Otras villas de la Edad de Bronce han sido recuperadas en las regiones del Lago de Garda o los pequeños lagos alpinos del Trentino y Piamonte. Precisamente es la turba donde se asentaban la que ha permitido su conservación.
El nombramiento de los centros de poder de los Longobardos y los palafitos de los Alpes ha supuesto una bocanada de aire fresco para Italia, tal y como ha reseñado el ministro de Bienes y actividades culturales Giancarlo Galan, que a su vez espera que sirva para relanzar la promoción turística de estos y otros restos y espacios naturales italianos. No olvidemos que en el último año se han producido desastres sonados como la degradación del Coliseo de Roma que sufre mal de piedra, o algunas de las casas romanas de Pompeya que se vinieron abajo con las lluvias que azotaron Campania.