Importación de hilos de algodón en su peor momento
Mucha vela y poca tela: un refrán popular que hoy parece hecho a la medida para describir la actual situación del sector textil venezolano.
Las últimas cifras que suministró el Banco Central de Venezuela (BCV) reseñan que las fábricas textileras en conjunto registraron un crecimiento de 25% en el primer semestre de 2012.
Sin embargo, una evaluación de las estadísticas de este sector de la economía, no muestran mayor producción en las fábricas.
Por otro lado, la producción de "Prendas de vestir" cayó 13,8% en igual período. Técnicamente si el sector textil crece, debería hacer su parte el de la confección.
Pero, esa lógica parece no aplicarse, de acuerdo a los datos oficiales.
Víctor Blanco, asesor del BCV explicó en entrevista a El Mundo, Economía y Negocios que no toda la producción de textiles se está destinando a la confección de prendas de vestir; es el caso de la lona, que va directo a las industrias intermedias.
De manera que el sector refleja crecimiento, pero no así el de vestido y confección, que está alterado por la dinámica de importación mundial.
"Debido a los negocios que se tienen con China, las importaciones (de vestido) afectan a Venezuela y a toda América Latina. Nos están llegando productos de otros países que debemos revisar", sugiere el asesor del instituto emisor.
Lo que pudiera estar pasando con las prendas de vestir, es un efecto estacional, agrega Blanco. "Estamos casi seguros de que a finales de año debería incrementarse este tipo de importaciones, porque vienen las ferias escolares, se acerca la época decembrina y los venezolanos comienzan a comprar sus estrenos".
Pero desde hace algunos años las compras externas de prendas de vestir, no sólo se hinchan en temporadas: desde el año 2006 el comercio venezolano ha colmado de vestidos extranjeros las tiendas del país. Durante ese año la importación de prendas totalizó 43.978 toneladas métricas (Tm).
Un boom de importación inesperado para un mercado manufacturero que ese año aspiraba a crecer con los textiles nacionales, y que había registrado un alza de 4% en su producción.
Lamentablemente, en Venezuela se ha perdido muchas oportunidades para darle empuje a la industria textil y a la de la confección, dice el presidente de la Asociación de Textileros Venezolanos (AVT), David Fihman.
Pese a que el Banco Central les confiere un crecimiento significativo en el primer semestre del año, Fihman no cree que las cosas vayan a mejorar, porque esa situación no es de ahora, sino desde hace más de 15 años.
"Seguramente el BCV está contando las importaciones de productos intermedios, los cuales muchos entran directo para la venta y comercio, no para la manufactura. Aquí no se ha vuelto a montar una fábrica, a prender una máquina. A lo mejor hay alguien que ha invertido en algún sitio, pero en nuestro gremio estoy seguro que no es".
Productos intermedios son telas ya hiladas o fibras sintéticas que vienen casi listas para la producción.
Datos "relativos"
La ATV era una asociación que agrupaba a 75 textileras y hoy, apenas, la integran 20 empresas. "Se han ido o se han pasado al ramo importador. Las grandes industrias como Gintex, Telares Palo Grande se han ido", refiere Fihman, que también es dueño de una de las textileras más grandes del país.
Fihman revela que una compañía manufacturera de paños muy reconocida en nuestro mercado y otra de ropa para niños, hace unos años confeccionaban con telas nacionales; ahora sólo importan lo necesario para tres o seis meses. Resultado: caída de la confección nacional y poco mercado para los textileros.
"Por eso no entiendo los resultados del PIB. Si alguien me pregunta les puedo explicar por qué: la importación de materia prima y la caída de la producción nacional del sector no pueden dar resultados positivos", dice Fihman.Para su colega, Aquiles Ortiz, vicepresidente de la Asociación, las cuentas del BCV pueden ser correctas, pero su lectura de crecimiento es relativa.
"En el año 1997 el Banco Central colocó de base un crecimiento de 100% neto. Todo lo que esté por encima de esa base es crecimiento respecto a lo que en ese año produjimos. Por eso, el crecimiento es relativo, porque yo pude haber crecido de 60% a 65%, pero no es un crecimiento real respecto a nuestra base de 1997. Sería verdadera si el rendimiento fuera de 160%", explica Ortiz.
Es como si de haber estado en la cima de la escalera, pasaron a estar en el suelo, y que después de haber subido un escalón, se entienda que hubo un crecimiento, ejemplifican los representantes de ATV.
¿Dónde está el crecimiento?
Aun cuando el BCV toma como incremento un alza relativa del índice, no existe ninguna razón que le haga creer al sector textil que efectivamente hubo un alza en la producción en el primer tramo de 2012.
El sector no produce a los niveles de 1997, además las grandes empresas textileras del país han cerrado. Una idea de la situación la muestra estas cifras: el año pasado el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) registró 240 empresas, ahora el número se reduce a 160, entre pymes y microempresas con dos empleados.
La segunda empresa más grande del país, Flixelón, hace 10 años tenía una plantilla de 3.000 empleados; hoy la cifra se reduce a 540 trabajadores.
Además, el consumo textil, tampoco muestra indicios de crecimiento; de hecho las importaciones de algodón cayeron estrepitosamente el año pasado, al pasar de 12.874 toneladas métricas en 2010 a 1.977 toneladas métricas en 2011.
La caída libre se debió en buena medida al cierre total de varias textilerías nacionales, a las fallas de electricidad y a las huelgas sindicales en las industrias que quedan operando.
¿A qué se debe entonces el crecimiento del sector? Esa es la pregunta que tiene pensativos a los dueños de las fábricas que permanecen en el país.
Es posible, dice Ortiz, que el complejo industrial algodonero de Guárico, inaugurado (junio 2011) por el ahora vicepresidente de la República, Elías Jaua, ya esté dando resultados.
El único detalle, señala, es que esa planta está en capacidad de producir 20.000 toneladas de algodón; pero con esa cantidad sólo es posible hilar 2.000 toneladas de fibra. "Para la industria eso es prácticamente nada", advierten.
Lo que quedaría por considerar es que existan empresas que estén importando productos terminados, y que se cuenten como producción, dice Ortiz.
Efectivamente, el Instituto Nacional de Estadística da cuenta de que en el primer semestre del año, las importaciones textiles alcanzaron 46.596 toneladas de tejidos, telas, prendas de vestir y confecciones varias.
La cifra representa un incremento de 15%, respecto al primer semestre del año 2011.
Panamá, China, Perú, Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Argentina son los principales países beneficiados con la importación de tejidos a Venezuela; se benefician ellos y se derrumba el sector textil venezolano, refirieron.
"Preferimos no pensar todavía qué pasará con nosotros cuando se desarrollen los convenios con Brasil y Argentina gracias al Mercosur", dijo un poco optimista Fihman. "No hemos querido sacar cuentas", expresó.