El Embajador de Italia en Venezuela, se desprende de su traje como diplomático y en un encuentro entre palabras y confesiones, muestra su lado más sensible, aquel que está relacionado con la literatura y la ilustración, de manera inexorable es su esencia lo que transmite en su propuesta artística.
Mario Benedetti, reconocido y admirado en América Latina por su pluma y talento, dijo en una oportunidad que la poesía, “es el género de la sinceridad última e irreversible”. Él así lo expresaba tanto en la narrativa como en su obra poética. Pero esto es más que una frase, es la esencia de este género y al mismo tiempo un sacramento permanente de encuentro y reconciliación.
La sinceridad última e irreversible puede parecer simple, pero es sin duda alguna un reto, un espacio íntimo en el que el desahogo encuentra su cita. La propuesta poética de Silvio Mignano, se arriesga a tomar esta característica, en sus palabras se aprecia la honestidad de quien queda desnudo consigo mismo.
Él por su parte es un hombre sencillo, de mirada inquieta y detallista, pero tranquilo en su caminar y en su proceder. Su verbo también es pausado y preciso, no es mezquino con la sonrisa ni con la amabilidad, van de la mano.
Listo para un intercambio de preguntas y respuestas, advierte la hora en su muñeca y se prepara para un diálogo en el que, como en la poesía se vuelve a descubrir, esta vez para dejar ver al hombre tímido que se refugia en las letras y en los trazos, como el alfarero en el barro.
El arte de la ficción
La novela es un pasadizo secreto a otro país, como lo definió Amos Oz, a otras vidas y entornos que son ajenas y se convierte en una ventana que se abre y cierra, al compás de la lectura. Hacer este género literario, es una apuesta por describir y descubrir esos mundos ante los ojos de los demás.
– En su obra literaria navega por dos géneros diferentes: novela y poesía, además de los cuentos. ¿Con cuál de estos escritos puede expresar Silvio Mignano su mundo interior?, ¿Con cuál se siente más cómodo?
– Es difícil decirlo, por supuesto son dos mundos alternativos o complementarios, en el momento en que me encuentro dentro de uno, casi temporalmente olvido el otro.
Me puedo expresar en ambos de manera distinta, cuando escribo novela o narrativa en general, tengo más la posibilidad de esconderme en cierto sentido. Fracciono algunos aspectos de mi personalidad atribuyéndolo a personajes distintos, sembrándolo casi como un juego en la trama, dejando al lector la misión de descubrir cuáles rasgos de uno u otro personaje me pertenece o no. Mientras que en la poesía me desnudo, por lo menos en mi caso estoy más visible directamente, revelo mucho más mi interioridad.
– Desde Una lección sobre el amor (1999), pasando por Las puertas del infierno (2001), El cuento del mercader docibile y de la princesa siriara, hasta llegar a Pilar de los invisibles (2015), ¿Cómo cree o siente que ha sido su evolución como novelista?
– Considero que hay en la estructura una mayor capacidad de construcción, una mayor entre comillas profesionalidad. No es que en los primeros no fuera profesional, pero con el pasar de los años soy más consciente del material con el cual trabajo. Inicialmente era un ímpetu personal que me empujaba a escribir. Una característica es que mi primera novela, quería ubicarla en el sentido más alto de la literatura. Luego uno de los personajes que estaban presentes en la novela misma, un investigador se ha revelado a mi creación y ha buscado un papel más central. Desde entonces, los libros siguientes han tenido más que ver con la realidad concreta y material de cada uno de nosotros como seres humanos y eso ha enriquecido mucho mi escritura.
– Tanto en Una lección sobre el amor, como En las puertas del infierno, las historias se presentan en medio de investigaciones secretas, es una especie de thriller. ¿Cree en el suspenso como gancho para atrapar al lector?
– Sí para enganchar al lector, pero también para construir historias. Considero que el secreto de este género, es tener una oportunidad para crear historias, mover personajes, tomando como punto de partida el factor misterio, la búsqueda, la investigación, el secreto. Es un género amplio donde hay escritores fantásticos y otros de menor calidad, la diferencia la hace la capacidad de construir y la calidad de la escritura, eso es muy importante.
– ¿Existe Paolo Varonese, es un personaje más o es Silvio Mignano en la piel de un detective?
– No totalmente, posiblemente sí en algunos rasgos; tampoco tengo consciencia que sean tales. Otros aspectos míos están sembrados en distintos personajes, incluso en los femeninos, como Valentina posee el alter ego y contiene algunos rasgos de mi personalidad, o los escondo en personajes que pueden parecer secundarios.
– ¿Quién o qué le sembró la semilla de la ficción en la pluma y en la vida a Silvio Mignano?
– Puede ser mi padre que es escritor y que también vivía circundado de libros. No éramos ricos, éramos una familia normal muy normal, pero la única cosa de la cual teníamos bastante abundancia en la casa, desde mi infancia era de libros.
– En el proceso de creación frente a una página en blanco, ¿Cómo se renueva?
– Esto es complejo, por supuesto hay casi siempre en la narrativa una idea inicial y una estructura casi gráfica que uno sigue para tener una línea de dirección, nunca hay que hacerlo sin proyecto claro, porque si no uno pierde tiempo y dirección. Sin embargo, continuamente frente a la página en blanco surgen ideas, o desvíos que inicialmente no tenía en cuenta, a veces casi son mágicos, personajes que te revelan y te llevan donde inicialmente no habías pensado ir.
Poesía visual
Los poemas son la excusa y el refugio, para Silvio Mignano. Es ese camino andado y por recorrer, que siempre lo aguarda hasta el anochecer o hasta el amanecer, no importa, la esencia es la misma.
– En cuanto a sus poemarios: Libreta negra para el viaje (2008), No tenemos un guionista de repuesto (2009) y Nuestra rebelde buena educación /2011), deja ver su lado interior. ¿Es una necesidad como autor quedar al descubierto?
– No sé si es una necesidad, es difícil decirlo. No es un objetivo principal, pero en mi caso posiblemente es así.
– Benjamín Chávez en el prólogo de No tenemos un guionista de repuesto dice: Que es la anunciación de un viaje es algo ya dicho y a la vez sin guionista y con la moviola descompuesta. ¿Qué tiene que decir al respecto?
– Sí porque en mi caso, el origen de mis poemas son viajes. Probablemente depende de mi autobiografía, el hecho de que por razones de trabajo viajo mucho, me muevo en el espacio. En oportunidades, se me ocurre reflexionar sobre la evolución que tiene uno mismo, moviéndose en el espacio y en el tiempo. Más que un interés geográfico, o de descripción de realidad, que no tiene que ver con la poesía, sino con otro tipo de literatura, en este caso son más impresiones que tienen que ver con la centralidad de la persona que escribe y cómo cambia o recibe modificaciones con la experiencia que vive día a día.
– Y la moviola descompuesta, ¿Se puede componer?
– No sé si se logra recomponerla, quizás es parte del destino del hombre contemporáneo de tener mucha más dificultad de encontrar una unidad definitiva. Es posible que una de las características del hombre contemporáneo sea vivir fraccionado en el espacio y en el tiempo, un poco cubista entendiéndolo como lo interpretó Picasso. Comprender como la modernidad nos ha llevado a escribir la realidad en el mismo momento fraccionada, en posibles perspectivas distintas.
– ¿En No tenemos un guionista de repuesto es Silvio Mignano ese director que nos recuerda las escenas que quedaron mal editadas o las que necesitan una banda sonora más armónica?
– Eso es otra reflexión que más adelante hago, cada uno de nosotros tiene una vida a su disposición pero en el mundo interior hay siempre el deseo inconsciente de poseer otras, que no se tendrán nunca, o que hay que esperar que lleguen. Es como si estuviera siempre preparando un guión para posibilidades y alternativas, que no siempre al final se realizan.
– La crítica en Bolivia lo cataloga como discípulo de Horacio, por ser su poesía visual. ¿Está usted de acuerdo con esta familiarización?
– Es posible, la literatura clásica latina para los italianos es fundamental y Horacio es uno de mis favoritos. Sobre la poesía visual es probable que algo no voluntario e inconsciente esté, yo siempre he dibujado y pintado, puede que mi atención en la literatura nazca de la observación visual y de la realidad, y esto último, entra incluso contra mi voluntad en la escritura.
– Cada uno de sus libros entre novelas, poemas y cuentos han sido escritos en lugares diferentes tanto de Italia como del mundo. ¿Ha servido la geografía y la cultura de esos lugares como musa e inspiración?
– Sí, un poco porque es algo que entra dentro de mí. Los últimos dos libros, uno está ambientando en mi ciudad de infancia que es Gaeta (Italia), y el otro en Basilea (Suiza), donde también viví algunos años. Lo que si me he dado cuenta, lo puedo decir hoy después de tanto tiempo, es que escribo sobre un lugar después de algunos años de distancia, cuando ya me he alejado. Entonces más que describir la realidad que estoy viviendo y experimentando en ese mismo momento, me refiero a la que ha quedado en mi memoria, quizás incluso con un sentido de nostalgia, de haber perdido algo cuando me alejo de ciertos lugares.
Musa y vida
Las palabras van y vienen en la vida de Mignano. Algunas en forma de compromiso, por sus labores diplomáticas, otras más libres, con alas propias que vuelan y caen quedando ancladas en páginas, en memoria y sentimiento. Sin objetivo preestablecido, pero si con la belleza de la prosa que encuentra su espacio y tiempo perfecto.
– Se escribe para entender la vida
– Creo que no, por lo menos en mi caso no hay un objetivo definido antes de sentarse a escribir, al final puede que sea así, pero no hay un objetivo declarado, para escribir.
– ¿La belleza se ha dejado cautivar en los textos de Silvio Mignano, está presente?
– Si absolutamente, creo mucho en la parte estética que por supuesto no es una visión superficial, no es que los personajes deban ser todos bellos y lindos. Pero la belleza como algo un poco más complejo, que seguramente es propio de los italianos, para nosotros es muy importante buscar la parte estética de la vida en un sentido muy profundo, nada superficial. Es como si estuviésemos conscientes del desorden visual del mundo y buscamos siempre una armonía que a veces no se logra alcanzar, pero es parte de nuestra estética que en oportunidades se convierte en ética.
– ¿Y la alegría?
– Sí, como uno de los sentimientos propios del ser humano. Es una condición que no puede estar siempre presente en la vida. Es algo de raíces latinas clásica, las personas buscan la felicidad, el cumplimiento de sus deseos, que en oportunidades se obtienen y en otras no.
– ¿La vida es la musa para su literatura o su literatura es la musa para su vida?
– En los últimos años más el primero, tuve una evolución en mi escritura con la atención mucho más fuerte en la vida concreta y real.
La literatura es importantísima, pero es algo que no debe nunca dominar nuestras vidas, lo digo yo que amo la literatura, leo todos los días, vivo circundado de libros que son fundamentales para mí. Pero a pesar de esto me doy cuenta que al final lo que gana siempre es la vida real de las personas y nunca se debe dejar a un lado, siempre debe estar presente.
La tentación en papel
Puede estar sin escribir, pero sin hacer dibujos no. Es un hábito, que a diario lo pone en práctica. La ilustración como reflejo del día a día, de lo cotidiano. Del café que acompaña al lápiz y viceversa. De las tazas con olor a recuerdo y del grafito, siempre afilado para despuntar la imagen.
– Pasando a su rol como ilustrador, realizó dibujos para adolescentes en El regalo del rinoceronte. ¿Con qué lenguaje tanto escrito como gráfico se acerca a este público?
– Utilicé un sistema personal, que no necesariamente es el único. Tenía la experiencia y en mi memoria los momentos de mi vida africana, utilicé los animales como elemento, no humanizándolos como la fábula clásica. Quise que mantuvieran sus características, pero que a la vez se mezclaran casi de manera surrealista con la vida humana.
– En su red social Facebook, publica a diario o con mucha regularidad ilustraciones. Dos objetos persisten en ellas: el lápiz y el café. ¿Qué connotación tienen para Silvio Mignano estos elementos?
– Debo decir que son elementos cotidianos, tomo café todas las mañanas, el lápiz es un objeto fundamental. Casi más que la escritura yo no puedo estar sin hacer dibujitos, pero a la final la combinación es casi casual. Se convirtió en un juego en el sentido de tener dos puntos de referencia. Un poco como dije antes, que para la escritura uno debe tener un proyecto inicial, luego hay desvíos. Lo mismo en este caso, hay dos cosas que yo me impongo, nadie me lo impone, de respetar la tacita y el elemento horizontal del lápiz, que siempre es horizontal. Es un desafío conmigo mismo, vamos a ver qué podemos inventar hoy para juntar estos dos elementos gráficos. Muchas veces, el 90% no hay significado, ni mensaje ideológico, muchas veces la gente lee mensajes y significados que no existen, es simplemente un juego.
– Pero es que llama la atención, porque a veces en las tazas hay capuchino o hay expreso…
– Eso era un secreto. No lo tenía que decir, pero finalmente lo diré… cuando hay capuchino es porque estoy en Italia.
– ¿Qué es una hoja de papel?
– Es una tentación, algo debo hacer con esa hoja.
Somos ciudadanos del mundo
Aún intentándolo, no se puede desprender del todo de su investidura como Embajador de Italia en Venezuela. Es un diplomático con una carrera intachable, que trata sobre todo de ser una persona al servicio de la comunidad italiana. De poemas y trazos, vuelve su mirada a la realidad de estos países que lo unen, y de situaciones que nos tocan como ciudadanos de un mundo global. De esas circunstancias que pueden hacer cambiar a un individuo, a su núcleo familiar, a la sociedad que lo representa, habla desde su sinceridad. Aquí las impresiones y la visión del doctor Silvio Mignano, como embajador sí, pero también como persona capaz de aportar desde la opinión franca y abierta, su visión y compromiso indeleble.
– Antes la emigración era de Italia a Venezuela, ahora es a la inversa. ¿Cómo ve este proceso y si hay cifras de los italo-venezolanos que se han ido?
– No tenemos cifras, porque al final muchas veces no es una migración definitiva. Van para Italia durante muchos meses, dejan aquí en Venezuela un vínculo, no siempre se registran. La impresión es que hay una deducción factual difícil de calcular.
– La migración es un proceso muy duro, es como un luto. Si le tocara dar alguna recomendación al respecto ¿Cuál sería?
– Es muy difícil dar una sugerencia así, también por delicadeza uno se da cuenta que es muy dramático y cualquier opinión puede parecer una falta de respeto. Pensar que en los momentos más difíciles, la nostalgia es un factor de enriquecimiento interior y el recuerdo incluso más doloroso dentro de nosotros puede producir algo positivo. Pero me doy cuenta lo difícil que es para quien recibe estas palabras, interiorizarlas.
– La esperanza para ambas naciones como una tabla de salvación, ¿Es una utopía o sí podemos creer en cambios positivos que nos reconcilien y nos hagan pensar en un futuro mejor?
– Sería un discurso larguísimo, pero yo puedo decir que sigo siendo optimista, creo en la evolución de la historia, de la humanidad. El hecho de que hoy obtenemos más información que en el pasado es bueno. Tenemos la tendencia de olvidar las tragedias que han ocurrido en años anteriores. Cuando añoramos épocas pasadas nos gustaría vivir en esos años, poseemos siempre esa visión distorsionada, pensando que estos tiempos antiguos era sólo belleza porque lo que conocemos de esa época son obras de arte, monumentos y nos olvidamos como era de dura la vida en siglos pasados. Sigue siendo difícil, sigue habiendo tragedias injustas y tenemos que trabajar juntos para evitarlas, pero no obstante yo creo que el mundo progrese y no vuelva atrás.
– La solidaridad es una palabra que debe estar presente en la agenda de los políticos y de los diplomáticos
– Sí es fundamental. Giacomo Leopardi escribió un poema maravilloso que se llama La ginestra o La retama, en el cual expresa que los hombres deben juntarse, unirse. No lo dice él de esta forma, pero eso lo podemos definir como solidaridad.
– ¿Cómo disolver los muros fronterizos?
– Bueno nosotros los italianos creemos en la ausencia de los muros, también en la Unión Europea. Por supuesto el tema de la migración es muy serio, no se puede resolver con facilidad. Pero la política italiana no es favorable a los muros, sino a una comprensión de los fenómenos, luego a sentarse juntos para enfrentarlos también con racionalidad. Pero la primera propuesta no puede ser la de los muros.
– ¿La paz es el valor necesario para encontrarnos en el amor universal?
– Sí fundamentalmente sí, la paz es absolutamente imprescindible.
– Somos ciudadanos del mundo, si a usted hoy le dijeran que debe escoger una música o canción para abrazarnos como hermanos, ¿Cuál elegiría?
– Es tan difícil, hay tanta música que se me puede ocurrir en ese momento. Quizás una buena música italiana, de finales de 1700-1800. Colocaría un corelli (coro). Pondría una música que no fuera directamente percibida como mensaje, pero que al final nos uniera a todos, con la belleza de la música que es un vehículo también ético.
– ¿Con qué frase definiría Silvio Mignano su vida?
– Esta es la pregunta sin duda más difícil. Probablemente un viaje con la curiosidad de descubrir hacia dónde va, sin saber dónde estaré.
Texto: Adriana Ciccaglione