Italia y Venezuela son dos países unidos por un lazo histórico, empezando por el nombre del país que tuvo su origen en la famosa expresión “Pequeña Venecia”, original de Américo Vespucio, quien se mostró embelesado ante la exuberante naturaleza del golfo de Venezuela.
El establecimiento en el país de la comunidad italiana, como principal comunidad europea, delante de la española y la portuguesa, se remonta a la oleada de inmigrantes que en 1950 arribó al país. A partir de esa fecha llegaron a Venezuela aproximadamente unos 300.000 emigrantes de las regiones pobres del sur de Italia, como Sicilia, pero también desde el industrializado norte, como Emilia-Romaña y Véneto.
Inicialmente, la agricultura fue una de las actividades principales de esta comunidad en el país, desarrollando posteriormente importantes actividades comerciales, industriales y de servicios terciarios en la segunda mitad del siglo XX. En estos sectores alcanzaron lugares de predominio en la economía venezolana. Sin duda, representaron un factor decisivo en la modernización de la producción y en las actividades comerciales en áreas urbanas y rurales venezolanas.
Actualmente, según los datos oficiales del Ministero degli Affari Esteri, en Venezuela residen 184.133 italianos, cuyos descendientes nacidos en el país, superarían casi los dos millones de habitantes.
La presencia de la comunidad italiana en el continente americano no se limita solo a Venezuela. En distintos países de la región viven más de dos millones de italianos y un aproximado de 20 millones de personas son descendientes de esta importante comunidad.
Cabe destacar que las relaciones entre ambas culturas, se establecieron hace más de siglo y medio, desde el comienzo de la unificación del Reino Italiano, posterior al Estado venezolano, y luego como República en 1946.
Las relaciones entre Venezuela e Italia han establecido vínculos de gran profundidad y transcendencia entre ambos países. Como prueba de ello, destacan importantes intercambios culturales y educativos ítalo-venezolanos como el Colegio Agustín Codazzi, en Caracas, el Instituto Italiano de Cultura de Caracas, cuyas actividades cuentan con el aval de la Ambasciata d Italia, y el Centro Ítalo- venezolano. Este último destaca como un importante espacio asociativo y centro de esparcimiento, destinado al desarrollo de actividades deportivas, culturales, sociales y filantrópicas en el que se retoman tradiciones propias del país europeo y se realizan actividades de intercambio cultural.
La inversión de varias empresas italianas en Venezuela, así como, las exportaciones de algunos productos venezolanos (el café y el cacao), son un claro ejemplo de los vínculos comerciales entre Venezuela e Italia, con un mercado anual de aproximadamente 600 millones de euros.
La integración de los italianos a la región ha sido tan emblemática que desde la reforma constitucional llevada a cabo en 2001, todo ciudadano de origen italiano en el extranjero tiene derecho a votar por los diferentes cargos de gobierno, además de participar de manera activa en la política del país, destinándose a estos inmigrantes 6 cargos como parlamentarios, 4 como diputados y 2 cargos de senadores.
La relación ítalo-venezolana deriva de un gran proceso histórico en donde las relaciones entre ambas culturas son cada vez más fuertes y el lazo intercultural está sustentado por la inmensa población de italianos que hoy residen en la tierra de Bolívar, y que forman parte de las diversas comunidades extranjeras que hacen del país un lugar donde convergen diversidad de culturas y tradiciones.
Kevin Pereira /Diplomacia.-