Mantua, Italia

Patrimonio de la Humanidad | Mantua (en italiano Mantova), capital de la provincia homónima, es una ciudad italiana que se encuentra en la región de Lombardía. Está rodeada en tres de sus lados por el río Mincio. Centro agrícola y turístico, posee fábricas que producen maquinaria agrícola, fertilizantes, muebles, calzado y juguetes. Es el escenario de la ópera Rigoletto. Extensión del municipio: 63,97 km². Población (2009): 48.400/100.000 (con su aglomeración urbana) habitantes.

 

Historia



Mantua fue fundada, según el mito, por Ocnos, hijo de Manto (hija de Tiresias), quien llamó así a la ciudad en honor a su madre. En realidad, Mantua fue fundada por los etruscos, y luego romanizada. El nombre deriva del dios etrusco Mantus, de Hades. Después de ser conquistada por los cenómanos, una tribu gala, la ciudad fue conquista por los romanos entre la primera guerra púnica y la segunda. El territorio lo poblaron soldados veteranos de Octavio Augusto, siendo su ciudadano más famoso el poeta Virgilio.

Tras la caída del Imperio romano, fue invadida por los bizantinos, los longobardos y los francos. En el siglo XI se convirtió en posesión de Bonifacio de Canossa, marqués de Toscana. La última gobernante de la familia fue la condesa Matilde de Canosa, fallecida en 1115 quien según la leyenda, ordenó la construcción de la preciosa Rotonda di San Lorenzo (1082).

Tras la muerte de Matilde de Canosa, Mantua se convirtió en una comuna libre, y se defendió denodadamente del Sacro Imperio Romano en los siglos XII y XIII. En 1198 Alberto Pitentino optimizó el curso del Mincio, creando lo que los mantuanos llamaron los cuatro lagos para reforzar la protección natural de la ciudad. Entre 1215 y 1216 la ciudad quedó bajo la podesteria del güelfo Rambertino Buvalelli.

Durante la lucha entre los güelfos y los gibelinos Pinamonte Bonacolsi se aprovechó de la caótica situación para tomar el poder en 1273. Su familia gobernó Mantua durante el siglo siguiente, haciéndola más próspera y artísticamente bella. El 16 de agosto de 1328, el último Bonacolsi, Rinaldo, fue derrotado en una revuelta apoyada por los Gonzaga, una familia de oficiales. La ciudad prosperó bajo el gobierno de la familia Gonzaga (1328-1708). Los Gonzaga construyeron nuevas murallas con cinco puertas y renovaron la arquitectura de la ciudad en el siglo XIV, pero la situación política de la ciudad no se asentó hasta el tercer Gonzaga, Ludovico I Gonzaga, quien eliminó a sus parientes, copando todo el poder. En 1459 el papa Pío II celebró una dieta en Mantua para proclamar una cruzada contra los turcos. Con Francisco II trabajó en Mantua el famoso pintor renacentista Andrea Mantegna como pintor de corte, y produjo algunas de sus obras más destacadas. El primer duque de Mantua fue Federico II Gonzaga, quien adquirió el título del emperador Carlos V en el año 1530. El compositor Claudio Monteverdi trabajó para los Gonzaga en el Ducado de Mantua desde 1590 hasta 1613.

En 1627, la línea directa de la familia Gonzaga se agotó con el vicioso y débil Vincenzo II y la ciudad poco a poco declinó bajo nuevos gobernantes, los Gonzaga-Nevers, una rama francesa menor de la familia. Estalló la Guerra de Sucesión de Mantua y en 1630 un ejército imperial de 36.000 lansquenetes mercenarios asediaron Mantua, trayendo con ellos la peste. Mantua nunca se recuperó de este desastre. Fernando Carlos IV, un inepto gobernante cuya única pretensión era celebrar fiestas y representaciones teatrales, se alió con Francia en la Guerra de sucesión española. Después de la derrota del segundo, se refugió en Venecia, llevando consigo un millar de cuadros. A su muerte en 1708, fue declarado depuesto y su familia perdió Mantua para siempre en favor de los Habsburgo de Austria.

Mantua fue gobernada por Austria desde 1708 hasta 1866, excepto durante un breve periodo en la época napoleónica. Bajo el gobierno austriaco, Mantua disfrutó de un renacimiento y durante este período, se crearon la Real Academia de Ciencias, Letras y Artes, el teatro Científico y numerosos palacios. El 4 de junio de 1796, durante las Guerras Napoleónicas, Mantua fue asediada por Napoleón como movimiento contra Austria, quien se unió a la Primera Coalición. Los intentos austriacos y rusos de romper el bloqueo fallaron pero consiguieron que los franceses abandonaran el asedio y se marcharan a luchar en otros campos de batalla el 31 de julio. Regresaron el 24 de agosto. A principios de febrero la ciudad se rindió y la región quedó bajo administración francesa. Dos años después, en 1799, la ciudad (Sitio de Mantua (1799)) fue reconquistada por los austriacos. Luego la ciudad volvió de nuevo a control de Napoleón. En el año 1810 dispararon contra Andreas Hofer junto a la Porta Giulia, una puerta de la ciudad en Borgo di Porto (Cittadella); había liderado la insurrección del Tirol contra Napoleón.

Tras el breve gobierno francés, Mantua volvió a manos austriacas en 1814, convirtiéndose en una de las ciudades fortaleza Quadrilatero en el norte de Italia. En 1866, Mantua fue incorporada a la Italia unificada por el rey de Cerdeña.

Monumentos

La ciudad contiene muchas obras de arte y tesoros arquitectónicos que nos transportan a las distintas épocas. Entre sus monumentos cabe señalar el Palazzo Ducale con frescos de Andrea Mantegna, cuya tumba está en Sant'Andrea, basílica que se comenzó a construir en el siglo XV, junto con la iglesia de San Sebastiano, ambas según diseño de Alberti. La Magna Domus, el Palazzo del Capitano, el Palazzo Vescovile, el Palazzo degli Uberti, el castillo de San Jorge, el Palazzo Castiglioni (o Palazzo Bonacolsi), la torre de la Gabbia, y el Palazzo del Podestà, todos ellos ejemplos del patrimonio en construcciones patricias y arquitectura italiana. También hay que destacar la catedral construida por Giulio Romano (1545) y el Palazzo Tè (1525-1535), símbolo de la ciudad proyectado y decorado también por Giulio Romano (que vivió en Mantova en sus últimos años), hecha como villa residencial de Federico II Gonzaga, en un estilo renacentista avanzado y con ciertos toques de post-manerismo rafaeliano. Alberga el museo cívico.

En el año 2008 fue inscrita como lugar Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en junto con Sabbioneta, por representar ambas dos aspectos diferentes del planeamiento urbanístico del Renacimiento. En concreto, Mantua muestra la renovación y la existensión de una ciudad preexistente, con un esquema irregular con partes regulares que muestran las diferentes etapas de su crecimiento, desde la época de los romanos, hasta el renacimiento, pasando por la Edad Media. Mantua, lo mismo que Sabbioneta, ofrece un testimonio excepcional de los logros artísticos, arquitectónicos y urbanos del Renacimiento, unidos a través de las visiones y acciones de la familia Gonzaga.